Viaje al voto joven: las ideas y esperanzas de la generación que impulsó el estallido social

- noviembre 15, 2021
Cerca de las 14 horas del 7 de octubre de 2019, un grupo de estudiantes del Instituto Nacional ingresaba corriendo a la Estación Universidad de Chile, saltando torniquetes y evadiendo el pasaje. Este acto marcó el inicio de una serie de evasiones masivas que fue sumando día a día a más personas, sobre todo a cientos de jóvenes de enseñanza media y universitaria.
La juventud chilena marcaba el inicio de lo que desde el 18 de octubre llamamos el “estallido social” o “revuelta popular”. Los jóvenes siguieron protestando por lo que consideraban injusto. Se tomaron las calles, se protegieron ante los ataques de efectivos policiales. Fueron los precursores del “Chile despertó” y quienes hoy, a pesar de no mantenerse en las calles como quisieran, siguen preocupados de las transformaciones.
El Servicio Electoral (Servel) publicó, en septiembre de este año, la lista de personas habilitadas para sufragar en estas elecciones y que alcanzan los casi 15 millones de electores. De ellos, casi 1,8 millones tienen entre 18 y 24 años. Son el 12% del padrón electoral y algunos de ellos votan por primera vez en unos comicios.
Según el informe Plebiscito Constitucional 2020, Participación y Decisión de Voto Nacional, realizado por la Escuela de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, el voto joven fue el factor crucial en el triunfo del Apruebo en el plebiscito por una Nueva Constitución realizado en octubre de 2020. ¿Podría ser clave el voto joven en estas elecciones presidenciales? ¿Quieren participar realmente?
Las cifras del Servel indican que el voto joven aumenta año a año. En los comicios presidenciales del 2013 sufragó el 31,47% del padrón electoral que va de los 18 a los 24 años, mientras que en las elecciones presidenciales del 2017 sufragó el 36,02%.
¿Qué piensan los jóvenes de estas elecciones? ¿Qué les preocupa? ¿Qué les interesa? ¿Hay algún candidato que les represente? ¿Cómo sueñan el Chile que viene? ¿Quiénes son? Este es el viaje al voto joven, quienes a solo días de decidir quién podría liderar nuestro país, tienen mucho que decirnos.
Una generación que quiere cambios
Les gusta hacer deporte, leer, ver series, bailar y jugar online. También el reggaetón, el trap, el pop, la música indie, la rancheras y el darkwave. Tienen entre 18 y 23 años. Son mujeres, hombres y no binaries que viven en diferentes regiones. Unos son trans, otros cis. Ellas, ellos y elles son el voto joven, un grupo tan diverso que a muchos –sobre todo a los más grandecitos– les cuesta mucho entender cómo se comportan o lo que dicen, o lo que hacen, o lo que quieren, o cómo desean vivir y expresar sus vidas.
Pero a pesar de la gran cantidad de diferencias que puedan tener y de la heterogeneidad que caracteriza a la juventud, hay muchas cosas que los unen. Entre los que entrevisamos, se repitieron las ganas de que Chile cambie y se transforme en un país más justo, que se terminen con los abusos y que se indulte a todos quienes estén privados de libertad solo por manifestarse, que se apruebe el aborto libre y despenalice, que exista el matrimonio igual con derecho a adopción y que todos irán a sufragar este 21 de noviembre.
Un evento que marcó a cada uno de ellos fue el estallido social. La mayoría se encontraba estudiando, viviendo en otras regiones o desempeñándose en algo distinto a lo que hacen hoy.
“Fue un despertar, una ascurría –coloquialmente hablando– super necesaria”, afirma Dafne Rogers, estudiante de 22 años de la comuna de Puerto Montt. Para ella, el estallido permitió poder hablar de temas que antes no se debatían. “Fue más fácil hablar de política, hablar de las falencias del sistema, quejarme de los políticos del país, todo abiertamente, tanto en mi familia, como con amigues y en redes sociales”.
Para Daniel Machuca de 21 años y quien es operador de sala en un supermercado en la comuna de Valparaíso, el estallido le abrió los ojos y le permitió darse cuenta de muchas cosas “que hacían falta” y que antes ignoraba.
“Participé en varias manifestaciones, ya que encontraba que lo que se solicitaba era algo válido, como la educación, la salud y derechos básicos que han sido negados para la gente con menos recursos (…) y no he visto muchos cambios hasta ahora y me da mucha tristeza la verdad, salvo por la nueva redacción de la Constitución. Eso es un poco de esperanza que se da para poder ver nuevos cambios dentro de Chile”.
Es que la Convención Constitucional es algo que interesa y preocupa a las nuevas generaciones y sobre todo que esta funcione y pueda trabajar tranquila. “Han intentado echar abajo a la Convención y al trabajo de los convencionales por parte de los medios de comunicación y también por ese porcentaje de la derecha que está ahí para decir que no a todo, prácticamente”, asegura Danielle I., estudiante de 21 años de la comuna de Chiguayante y activiste por las diversidades de género feministas.
“Desde el día uno que intentaron echarla abajo. Primero no tenían la infraestructura para trabajar y después recuerdo que se quejaban en las noticias y en los paneles, porque se demoraban tanto en discutir los reglamentos. Pero son 155 personas que se tienen poner de acuerdo y trabajar bien, y eso requiere tiempo”, agrega.
Belén Cortés, estudiante de 21 años de la comuna de Calama, también cree que hay una especie de campaña de desprestigio contra el trabajo de la Convención, asegurando que existen “trabas y retrasos intencionales” por parte de “personas poco agradables y poco empátiques que empañan todos los debates y atrasan estos mismos cambios que se quieren lograr”.
Sin embargo, Belén es optimista con la Convención Constitucional. “Es la única cosa que se nos aseguró” del estallido social, comenta, mientras espera que el trabajo constituyente signifique transformaciones profundas en nuestro país: “Lo veo como la muerte metafóricamente del legado de Pinochet y de toda la herencia que dejó la dictadura, y también como la posibilidad de un cambio radical en la vida de los y las chilenas”.
¿Qué quieren los jóvenes en la Nueva Constitución?
Teo Vidal, estudiante de 18 años de la comuna de Concepción, cree que uno de las cosas fundamentales que debería proponerse en esta nueva carta magna es “modificar el concepto de familia que aparece en la Constitución”: “Hoy las familias son súper diversas y cada día se están formando familias más y más diferentes a las de antes. La estructura o el modelo actual de familia que tiene Chile es como papá, mamá, hijos, hermanos y hasta ahí queda, entonces hay que cambiarlo para que pueda incluirnos a todos”.
En esa misma línea, Danielle propone cambiar la concepción de “familia” en la Constitución por “comunidades”, pues abarcaría a muchas más personas. “Las comunidades, en contraste con las familias, son más diversas, más abiertas y más dinámicas; entonces creo que si seguimos señalando algo bien especifico, como en el caso de la familia, siempre va a ser un tema discriminatorio y bien arbitrario para el resto de la gente”.
Para Salvador Silva, estudiante de 21 años de la comuna de Valdivia, una de las cosas que debería asegurar la Nueva Constitución son los servicios básicos que podrían ser públicos y ojalá mejores. Pero aclara: “No estoy diciendo que todo sea estatal, sino que estoy diciendo que haya una intervención mayor de la parte estatal para que sea de mejor calidad. Creo que el Estado debería involucrarse más en este tipo de servicios o por lo menos que los regule de mejor manera, y que eso lo permita la Nueva Constitución, para que sean accesibles para toda la gente, como por ejemplo la luz o el agua”.
Por su parte Enzo Seguel, estudiante de 23 años de la comuna de Natales, propone que “una reformulación a las Fuerzas Armadas debiese estar sí o sí (en la Nueva Constitución), sobre todo, en términos de su financiamiento y regulación de recursos”, como también le gustaría disminuir algunas atribuciones al jefe de Estado, “restarle, en general, algunas prerrogativas al presidente de la República que atentan en cierta medida con la división de poderes”.
Los jóvenes y Carabineros de Chile
Vicente Salas, estudiante de 22 años de la comuna de Rancagua, cree que lo más óptimo para el futuro de la policía uniformada de Chile es la modernización, pues para él “eliminar la institución sería un lavado de imagen que solo beneficiaría al órgano actual” y agrega que el cambio principal que debería existir en Carabineros es sobre su actuar, el cual debe mejorar.
Sobre esto mismo, Javiera Guerra, estudiante de 22 años de la comuna de Los Andes y trabajadora en una tienda de retail, cree que la petición transversal de un cambio en Carabineros se debe a que la misma institución, por medio de sus funcionarios, se ha desprestigiado: “Siento que ellos mismos han como estropeado su institución, se podría decir, como que no se han respetado, porque ellos deberían estar para ayudar en el orden público, pero no es exactamente lo que hacen, por lo menos no de la forma en que lo llevan”.

“Se les ha perdido el respeto”, concuerda Teo, asegurando que ha sido por la serie de abusos en los que se han visto involucrados desde octubre de 2019 y por violar los derechos humanos. “Yo cuando paso al lado de un carabinero no me siento bien por la imagen que les quedó del estallido social (…). Me hace sentido reformarlos, que haya requisitos más exigentes para entrar a la institución, que pasen por filtros psicológicos más rigurosos y que se pueda saber cuáles son las intenciones reales de cada postulante para entrar a un cuerpo de ese estilo”.
Salvador tampoco se siente cómodo cerca de algún carabinero. “Me dan miedo, no sé si confiar en ellos”, expresa, planteando un sistema que vigile e investigue a funcionarios de la institución cuando se vean involucrados en delitos. “Hay que crear un ente como el que existe en Estados Unidos, que es una policía que está sobre las otras y que los investiga en temas de corrupción, abusos e irregularidades dentro de las mismas. Para que nunca más existan sumarios internos que digan ‘no, nosotros no hicimos nada y no va a pasar nada’”.
Daniel es más radical. Él propone eliminar la institución y crear una nueva, pues asegura que la actual está “manchada de sangre desde el golpe de estado ocurrido en el país”. Mismo pensamiento que tiene Belén quien también afirma que Carabineros está manchado y desde hace mucho tiempo. “Hemos visto y sido testigos de cómo hacen uso y abuso de sus facultades. Solo hay que recordar los crímenes cometidos en dictadura y los que cometieron y han cometido en democracia”, asegurando al igual que Salvador que “si se llegase a hacer una nueva institución, esta debería ser fiscalizada siempre, sin dejar pasar nunca más ningún atentado contra los DD.HH.”.
Los jóvenes y el medioambiente
El cuidado de nuestro planeta es algo que preocupa –y mucho– a las nuevas generaciones. Ya en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático de este año (COP26), la activista medioambiental sueca, Greta Thunberg, lideró una manifestación histórica de jóvenes, donde interpeló a los jefes de Estado que participaron, exigiéndoles con ironía más acción y menos “bla, bla, bla”, algo que los jóvenes de nuestro país también están exigiendo hace tiempo.
Para explicar cómo deberíamos proteger el medioambiente a otras personas, Javiera pone el ejemplo de que nuestro planeta es como nuestra casa, “hay que tenerlo limpio, respetarlo y cuidarlo porque va a quedar para futuras generaciones”. La empatía es algo fundamental en el cuidado del ecosistema, debemos ponernos en los zapatos del otro y procurar de entregarle un mejor planeta a quienes vienen tras nosotros, porque “si no somos empáticos, entonces qué tipo de ciudadanos somos, qué tipo de personas somos”, asevera.
En la misión por entregarles un planeta sostenible y mejor a futuras generaciones está el desafío de educar e incentivar a las personas más grandes que no están tan familiarizadas con el tema del cuidado climático. “Hay que explicar, pacíficamente, la relevancia que tiene actuar de esta forma (reciclar, limpiar, no contaminar, etc.), sin necesariamente dando a entender que se esta imponiendo un punto de vista, haciéndoles ver cuando cometen errores y actuando en casos excesivos de descuidos medioambientales”, propone Vicente.
“Les adultes también deben sumarse a esta preocupación”, asegura Dafne en la misma línea que Vicente. “Lo principal que debe hacerse para ello es demostrar que con voluntad es fácil cuidar el planeta y que se puede participar de reforestaciones, que se puede cuidar el agua, la luz, reducir el consumo de carne o bien eliminar la carne de la dieta alimentaria. Con pequeñas acciones se mueven montañas y todes podemos aportar nuestro grano de arena al cuidado del medioambiente”.
Sin embargo, los jóvenes saben que esta misión de enseñar a nuevas generaciones sobre el cuidado del ecosistema no es fácil. Por un lado, Teo asegura que pareciese que “no les importara, porque no hacen nada”; y por otro, está el tema del negacionismo, quienes no creen en los daños que ocasiona al medioambiente el cambio climático y el calentamiento global provocado por nosotros mismos.
“Los negacionistas no deberían tener lugar en redes sociales ni en medios de comunicación”, afirma categórique Danielle. “Las personas que niegan el cambio climático, como el candidato Kast o el candidato Dr. File, no deberían tener ninguna tribuna. No hay que dejar espacio para la duda o la conspiración en un tema tan importante como este. Hay que darle la voz a las personas de ciencia, que son los que verdaderamente saben”.
Y es que los jóvenes también están muy interesados en lo que dicen, hacen y proponen los candidatos de las próximas elecciones, principalmente los que aspiran en llegar a La Moneda. Preocupados de sus planteamientos en distintas materias, pero también en lo que se podría perder si gana uno u otro candidato.
Los jóvenes y el futuro de Chile
“Estas elecciones son quizás las más importante desde el retorno a la democracia”, asegura Enzo, a quien le ha llamado la atención la forma en que ha tratado ciertos temas el candidato Parisi, pues “los demás hacen lo mismo que hacen sus antecesores representantes”.
Para Enzo, el candidato ideal debería ser “independiente y utilizar su sentido común por sobre sus ideologías o planteamientos de su sector político”, además de preocuparse con urgencia y apenas asuma de “mantener la política publica de los contagios al mínimo posible y también promover la seguridad pública en Chile”.
Belén, quien sostiene que ningún candidato la convence, asegura que lo único que tiene claro frente a las próximas elecciones es que no quiere que se vuelva a reproducir el resultado del 2017. “No quiero tener nuevamente un Gobierno de derecha y menos uno de ultraderecha”. En esa línea y entre los candidatos que quedan, elegirá al que sea más consecuente entre entre lo que dice y lo que ha hecho hasta ahora.
Independiente de quien gane, una de las cosas que a Belén le gustaría que se tratara durante los primeros días del próximo Gobierno es regularizar el tema migratorio, pero tratándolo de “manera más humana”: “Sin caer en discursos nacionalistas, xenofóbicos y mucho menos racistas. Debemos entender que los migrantes son personas igual que nosotros y que no podemos ser tan egoístas e individualistas”.
Daniel propone “no elegir a los mismos políticos, por favor”, esperando que esta vez sí escuchen “las demandas exigidas por el pueblo, que hagan los cambios que la ciudadanía exige y que se hagan cargo de las promesas que nunca se cumplieron”.
Salvador, por su parte, tiene claro que votará por un presidente “que no moleste el trabajo de la Convención Constitucional”. Para él, lo más urgente es “apaciguar el tema de La Araucanía, ya que ha crecido mucho la inseguridad, el peligro y la rabia”, y plantea que el nuevo Gobierno debe devolverle la tierra a los mapuche que hoy están en manos de las forestales.
Para Danielle también es importante que quien gane las próximas elecciones se preocupe de la deuda con el pueblo mapuche. “El conflicto en la Araucanía debería ser lo primero de lo que debe ocuparse el nuevo presidente, porque es un tema tan relevante y urgente que ya no puede extenderse más”, anhelando que ese nuevo jefe de Estado sea “una persona que esté abierta al diálogo con la izquierda y la derecha, asesorado por personas con conocimientos científicos y ancestrales, y con personas que conozcan sus territorios”.
“Lo principal es que no piense, solamente, en la economía, que sé que es importante, pero las personas también son importantes”, asegura Teo. “No podemos elegir a alguien que por un lado pueda sacar arriba el país, pero por otro se pasa por donde quiere todos los derechos de las minorías y de la gente en general. Eso no es razonable, no tiene sentido”.
Al igual que Teo, Vicente cree que “dejar a un lado el área social y humanitaria para enfocarse únicamente en la economía” es algo que no nos puede volver a pasar. Al igual que la demanda de Javiera, quien expresa “que nunca más se violen los derechos de las personas”.
“(No hay que repetir) las ideas extremas sobre como debe ser formulada la sociedad chilena”, afirma Enzo. “Siento que los ciudadanos y las personas que están en la agenda política debiesen tener una conciencia de Estado y dirigir los acuerdos y políticas públicas de acuerdo a nuestro contexto y en pro de la ciudadanía”.
Dafne es más concreta con lo que anhela para Chile: “No le teman al cambio”. Y agrega: “¡Vayan a votar este 21 de noviembre!”.
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