La muerte de la vieja política

A pesar del cliché, hoy es un día histórico. Por primera vez desde el retorno a la democracia dos fuerzas políticas antagónicas están ad portas de dirigir el futuro del país y no da lo mismo quien resulte ganador.


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Si alguien me dijera  que la contingencia nacional es parte de un guion de una serie, claramente lo creería. Estamos asistiendo a un final de temporada que nos está dejando ávidos de querer saber qué sigue en la próxima edición. Lo cierto es que hoy por la tarde conoceremos al nuevo presidente de Chile como resultado de una elección nunca antes vista desde el retorno a la democracia.

Primero, una elección histórica en donde dos fuerzas políticas antagónicas se disputan por primera vez la posibilidad de ser Gobierno dejando atrás poco más de 30 años de hegemonía de los partidos tradicionales de la centro izquierda y la centro derecha. Sumado a ello, la reciente muerte de Lucía Hiriart revive y tensiona aun más los ánimos, no sólo en torno a su controvertida figura, sino que también como símbolo del declive de una élite dueña del poder tanto en tiempos de dictadura como en democracia, cuando detentaron el poder en total impunidad.

A diferencia de elecciones anteriores, exceptuando la de Ricardo Lagos y Joaquín Lavín en el 99, el resultado parece estar abierto, aunque en las últimas semanas el candidato del proyecto socialdemócrata llega en mejor pie que su adversario de la ultraderecha. Esto porque el despliegue de su campaña electoral ha tenido más aciertos que errores –la incorporación de Izkia Siches es reflejo de ello– y porque ha logrado lo que en un comienzo pocos se atrevieron a predecir: unir y convocar fuerzas políticas y sociales en torno a un proyecto político, que dicho sea de paso, es efecto de la amenaza de tener como contraparte a la ultraderecha.

Y es que a pesar de que la campaña de José Antonio Kast ha suavizado el tono de sus ideas y propuestas con el fin de sumar apoyos desde la centroderecha, en la práctica su campaña ha sido copia fiel de otras exitosas experiencias internacionales como Donald Trump y Jair Bolsonaro. Primero, como un opositor y crítico de los gobiernos que han antecedido a esta elección, incluso contra la actual administración de Sebastián Piñera. Después, un despliegue sin precedentes de noticias falsas, con tal de instalar en el imaginario colectivo que el proyecto político adversario no es más que comunismo propio de los años de la Guerra Fría.

Así es como de un lado te dicen “Atrévete”, y del otro “Seguimos”. Ambos eslogans son muy acertados ya que revelan las intenciones de cada proyecto. Por una parte, a que pierdas el miedo a mostrar y manifestar tu apoyo a ideas retrógradas y conservadoras con el fin de devolver la estabilidad y la paz social que según sus palabras tanto le hace falta a Chile.  Desde la otra vereda, la invitación es a seguir avanzando por una senda en donde los derechos humanos y sociales sean la base para construir un nuevo Chile mucho más en sintonía no sólo con lo que pasa en la calle, sino que también a que pueda sumarse a los cambios que la comunidad internacional propone.

Estamos claros que muere una vieja forma de hacer política. Y no lo digo sólo como un juego de palabras por el fallecimiento de la viuda de Augusto Pinochet. Poco a poco se terminan de caer los enclaves autoritarios que nos dejó de herencia la dictadura que en estos últimos treinta años se mantuvieron casi intactos. La Constitución del 80 es precisamente uno de esos enclaves, a mi juicio el más importante, y que al parecer tiene su vigencia tiene sus días contados. No debemos perder de vista entonces que en esta elección no sólo se ponen en juego avanzar o retroceder en derechos sociales y civiles, sino que también está en juego el éxito o fracaso del proceso constituyente.

Independiente de cual sea el resultado de hoy, estamos asistiendo a un momento histórico al que, desde este humilde lugar, invito a que seamos parte ejerciendo nuestro derecho a sufragio porque la amenaza de la ultraderecha es real y sólo con nuestro voto podemos hacerle frente.

 

*Alexis Moreira es Administrador Público y Lic. en Cs. Políticas y Administrativas de la Universidad de Concepción. Actualmente realiza estudios en la Maestría en Políticas Públicas para el Desarrollo con Inclusión Social en FLACSO Argentina. Sus áreas de interés son derechos humanos, en particular de las diversidades y disidencias sexuales, y derechos sexuales y reproductivos.

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