¿Unidos o revueltos? La reorganización de las fuerzas políticas tras el triunfo de Boric

La unión de la centroizquierda y la izquierda marco el triunfo de Gabriel Boric por sobre la derecha, que se congregó en torno a José Antonio Kast. Pero, ahora qué terminó la elección, ¿podrán seguir unidos? ¿Cómo se reorganizarán?

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Y la unión hizo la fuerza. La centroizquierda y la izquierda unidas lograron vencer a todo el espectro político de la derecha en las últimas elecciones presidenciales. Una izquierda joven se plantará en La Moneda a partir de marzo del próximo año, mientras que la derecha tradicional y extrema con la más progresista y liberal deberán decidir si trabajar en conjunto como una amplia oposición o separadas desde distintos frentes.

Como si estuviéramos en plena dictadura –con el discurso de los fascistas y los comunistas–, o como si aún estuviésemos en esa eterna transición a la democracia de más de 30 años –con el discurso de los de izquierda y los de derecha–, el panorama político durante la elección volvió a ser entre los buenos y los malos.

Es que para algunas y algunos, el balotaje se trataba de eso. De elegir entre lo negro y lo blanco, entre el pasado y el futuro, entre una nueva política y la política tradicional de antaño, entre dos miradas y destinos diferentes para un mismo país, es decir, entre Gabriel Boric y José Antonio Kast.

Y en busca de ganar las elecciones, ambos aspirantes a La Moneda reunieron la mayor cantidad de apoyo posible. Partidos políticos, movimientos sociales, asociaciones gremiales, académicos, científicos, economistas y famosos se subieron a la vorágine de respaldar a uno u otro candidato.

Así, Boric y Kast llegaron al 19 de diciembre representando a dos grandes fuerzas políticas, cuyas alianzas, luego de que pasaran los días de la elección de segunda vuelta presidencial, se han ido consolidando en el caso de los triunfadores, y debilitando en el caso de los perdedores.

¿Qué pasará con ambas fuerzas políticas a partir de ahora? ¿La izquierda de Boric y la derecha de Kast seguirán tan unidas como lo estaban antes de la segunda vuelta? ¿Apruebo Dignidad gobernará con el PRO y los partidos de Nuevo Pacto Social? ¿Qué pasará entre el Partido Republicano y Vamos por Chile? ¿Y dónde quedará el Partido de la Gente en este nuevo escenario? Las piezas ya se están moviendo y al parecer los dos grandes grupos que llegaron al balotaje podrían comenzar a fragmentarse.

Las fuerzas políticas antes de las elecciones presidenciales

El miércoles 19 de mayo de 2021 se cumplía la fecha límite para inscribir a las candidatas y candidatos que participarían en la elección de primarias presidenciales. Al final del día se inscribieron seis candidatos divididos en dos listas. Por un lado estaban los aspirantes de Apruebo Dignidad y por otro los candidatos de Chile Vamos.

En la lista de la derecha iban cuatro candidatos: Mario Desbordes por Renovación Nacional (RN), Joaquín Lavín por la Unión Demócrata Independiente (UDI), Ignacio Briones por Evolución Política (Evópoli) y Sebastián Sichel, candidato independiente.

José Antonio Kast quedaba fuera de las primarias de su sector. Afirmó no querer participar de dichas elecciones con duras críticas al gobierno de Sebastián Piñera, tomando su postura como una *vendetta* a la decisión de Chile Vamos de no incluir al Partido Republicano en las primarias de alcaldes o gobernadores. Era la primera división de la derecha.

Mientras, en la lista de la izquierda fueron dos candidatos: Gabriel Boric de Convergencia Social (CS), representado a todo el Frente Amplio, y Daniel Jadue del Partido Comunista (PC), por Chile Digno. Ambos inscribieron sus candidaturas luego de que Paula Narváez del Partido Socialista (PS) decidiera no sumarse a estas primarias, acusando que Apruebo Dignidad no daba gobernabilidad al querer marginar al Partido Por la Democracia (PPD), Nuevo Trato y el Partido Liberal de las primarias. La izquierda también comenzaba este proceso dividida.

Boric y Sichel triunfaron en en las primarias, definiéndose así los candidatos de Apruebo Dignidad y Chile Vamos. Y mientras Kast aseguraba que iría en la papeleta de noviembre para competir con Sichel (de su mismo sector), la izquierda y la centroizquierda –fragmentadas como siempre– se dividían en cuatro candidatos con miras a la primera vuelta. A Boric se sumaron Yasna Provoste del Partido Demócrata Cristiano (DC), ganadora de la consulta ciudadana de Nuevo Pacto Social (NPS), integrado por los partidos de la ex Concertación; Marco Enríquez Ominami del Partido Progresista (PRO), quien no se quiso sumar a la consulta ciudadana de NPS; y Eduardo Artés del Partido Unión Patriótica (UPA), quien se autodefinía como la verdadera izquierda.

La división de ambos sectores era evidente. Por un lado estaba la derecha liberal de Sebastián Sichel, y por otro la ultra derecha tradicional y conservadora de José Antonio Kast. Mientras que en la otra vereda estaba la extrema izquierda de Eduardo Artés, la centroizquierda de Yasna Provoste, la izquierda progresista de ME-O y la nueva generación izquierdista de Gabriel Boric.

La fracción y la discordia mostraban sus primeros resultados en la primera vuelta presidencial, y quienes se encontraban más fraccionados fueron finalmente los derrotados en esas elecciones. Kast se posicionaba como el triunfador con 27,91% de los votos, dejando a Gabriel Boric en segundo lugar, con casi 150 mil sufragios menos.

Estos resultados plantearon un gran desafío para todos los sectores y partidos políticos: había que generar alianzas si uno de los candidatos quería ganar el balotaje, unirse para lograr que cada uno pudiera convertirse en el próximo presidente de la República y ser Gobierno. Y así lo hicieron.

De la división a la convergencia

En la derecha, los primeros en oficializar su apoyo a José Antonio Kast fueron los miembros de la directiva de la UDI. Al día siguiente de las elecciones, informaban a la prensa que se sumarían a la campaña del Frente Social Cristiano “sin exigencias ni condiciones”. Dos días después lo hacía Evópoli, que tras realizar un Consejo Nacional declararon que apoyar a Kast se trataba de “una decisión histórica” que debieron tomar para “evitar la llegada del Partido Comunista al Gobierno”.

El apoyo de Evópoli trajo consigo la renuncia de varios militantes, como lo anunció la misma secretaria general del partido, Luz Poblete, asegurando que quienes habían abandonado eran los del “ala más liberal”, que no estaban de acuerdo con la decisión que tomó el Consejo Nacional sin tomar la postura de todas y todos los miembros del partido.

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Transmisión de la campaña de Boric con discurso tras triunfo.

El 25 de noviembre, RN entregó su apoyo a Kast, luego de realizar un Consejo General Extraordinario en donde el 96,5% de los consejeros aprobó sumarse a la campaña del Partido Republicano. Sichel, por su parte, el candidato independiente de Chile Podemos Más y que quedó en quinto lugar en la primera vuelta, demoró en entregar su apoyo.

El 30 de noviembre, Sebastián Sichel hizo público los “nueve compromisos para reforzar la democracia”, un petitorio de nueve puntos que envió a José Antonio Kast. Esa fue la condición para que el candidato del Gobierno pudiera entregar su respaldo al candidato republicano, requerimiento que no fue bien recibido por el comando de Kast y que en un principio fue rechazado tajantemente.

«(El PDG) se trata de personas que enarbolan el discurso de la antipolítica para hacer política. Eso tiene un problema ya que cuando asuman deberán jugar en el sistema que tanto critican.»

— Luis Jiménez, académico de Administración Pública de la Universidad Central de Chile (UCEN),.

Sin embargo tres días después, Sichel emitió un comunicado apoyando al ganador de la primera vuelta, reconociendo que Kast incluiría los nueves puntos en su programa y que unirse era “prioritario” para “derrotar la amenaza del populismo de izquierda”.

A dos semanas de la segunda vuelta, la derecha en bloque se encontraba unida y lista para enfrentar las elecciones. Pero, ¿qué pasaba con los casi un millón de votantes que dieron su apoyo a Franco Parisi?

Luego de una apurada y confusa consulta interna digital del Partido de la Gente (PDG), Franco Parisi entregaba su apoyo a Kast un día antes del balotaje. El resultado de esta consulta dio un contundente triunfo al candidato republicano, con un 61,4% de los votos, y que según el mismo Parisi los atribuía “porque el candidato Boric se dedicó única y exclusivamente a atacar al PDG”.

Mientras, en el otro lado las piezas también se habían movido. El mismo día de la derrota de Gabriel Boric, el PS y el PPD daban su apoyo al candidato de Apruebo Dignidad “sin condiciones ni negociaciones”. Tres días después lo hacía el Partido Radical (PR) y a los dos siguientes el Partido Humanista (PH). A la semana de la primera vuelta, el PRO entregaba su respaldo a Boric y luego de una Junta Nacional, la DC decidía apoyar al candidato de Apruebo Dignidad, pero dejando en claro que serían oposición.

De esa manera, dos grandes fuerzas políticas se formaron para enfrentarse el pasado 19 de diciembre. Unidos como nunca antes, izquierda y derecha, se pusieron de acuerdo para enfrentar a sus adversarios, pero, ¿qué pasará ahora que las elecciones terminaron? ¿Continuarán dichas alianzas?

Partidos que toman fuerza y otros aún no se deciden o se desintegran

Hoy, post elecciones presidenciales, es claro que las fuerzas políticas tomarán un nuevo orden y fuerza dependiendo del sector y sus intereses futuros. ¿Qué dicen los expertos? ¿Qué partidos de izquierda serán la base de la administración del nuevo Gobierno dirigido por Gabriel Boric y cuáles serán clave para su éxito?

Según Luis Jiménez, académico de Administración Pública de la Universidad Central de Chile (UCEN), hay que diferenciar entre quienes apoyaron con decisión la candidatura de Boric y quienes no, lo que genera tres grupos identificables. El primero apunta a los partidos ejes como el Partido Comunista (PC), Revolución Democrática (RD), Convergencia Social (CS), Comunes (COM), Alianza Humanista (AH), Federación Regionalista Verde Social (FRVS) y movimientos sociales del Frente Amplio.

Luego, le sigue otro grupo que tiene más cercanía al mundo de la Concertación (PS-PPD) “que apoyarán, tal como dijo Álvaro Elizalde, las buenas medidas y proyectos de ley en el Congreso, es decir, no serán de oposición, lo que podría abrir la posibilidad de integrar su gobierno”.

Finalmente, existe un tercer grupo identificado en la izquierda más radical, “como los que apoyaron a Artés (PC-AP) y movimientos de expresión sindical y territorial, quienes desde sus trincheras levantarán críticas y movilizaciones en torno a las demandas del octubrismo y que cada viernes vemos desplegadas en la Plaza Italia (o Plaza Dignidad)”, explica Jiménez.

Y, ¿qué partidos de esta fuerza política podrían ser parte del Gobierno? El académico UCEN asegura que se debiese esperar un ordenamiento en torno a los partidos ejes de la coalición de Apruebo Dignidad, sobre todo los que cuentan con amplia representación parlamentaria, es decir, el Partido Comunista.

“Debería tener un rol central en la designación de ministerios y subsecretarias, ya que posee más diputados y senadores que en la anterior magistratura. RD–CS–Comunes, son partidos más fuertes que hace cuatro años, ellos también deberían ocupar cargos de primera línea. Más atrás deberían quedar los partidos menores como AH y FRVS. Sin embargo, no es descartable que personas provenientes del mundo de la Concertación o independientes, ocupen cargos de primer nivel, esta puerta la dejó abierta el propio presidente electo”.

Rafael Pizarro, jefe de carrera de Administración Pública de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM) agrega que Boric “en general tendrá una relación de apoyo por parte de toda la actual oposición a Piñera, pero los partidos que dirigirán el gobierno en un principio serán CS, RD y PC. En este puzle político el PS jugará un rol importante pues le corresponderá articular la centroizquierda y convocarlos en las acciones que el Gobierno determine. Si el PS no entra al Gobierno será el partido más relevante del Gobierno en materia legislativa sin ser parte de la coalición y el Gobierno”.

En el caso de la derecha el foco es resolver quién tendrá el liderazgo. Para Pizarro las disputas serán importantes, pues por un lado estará José Antonio Kast y, por el otro, la tradicional centro derecha agrupada en Chile Vamos: “Esta disputa será importante y llevará un tiempo en dilucidarse, pues Chile Vamos es por lejos la fuerza mayoritaria, a diferencia de la bancada de Kast”.

Continúa: “La disputa de la derecha es importante y profunda, por las diferencias sustanciales y personajes que forman el Partido Republicano en particular. En ese sentido, la UDI probablemente será la más dividida y se enfrentará internamente en su relación con los republicanos. En definitiva, será menor la presencia de RN en vinculación con republicanos, casi nula de Evópoli y mayor la de la UDI”.

Aún falta determinar el futuro de otra fuerza política, el Partido de la Gente (PDG). Para el académico UCEN, “se mantendrá unido por un tiempo en torno a la figura de Franco Parisi, pero que podría rápidamente abandonar en la medida que su principal liderazgo se complique con los fallos judiciales, no sólo por el tema de la pensión de alimentos, sino porque además mantiene una querella por los presuntos delitos de estafa y lavado de activos en el 4º Juzgado de Garantía de Santiago, lo que implica que en caso de llegar a Chile quedará con orden de arraigo y no podrá salir del país”.

Enfocándonos en los perfiles que se conocen de los diputados y diputadas electas del PDG, estos apuntan a un nuevo tipo de representantes “ya que se trata justamente de personas que enarbolan el discurso de la antipolítica, para hacer política; y eso tiene un problema ya que cuando asuman, deberán jugar en el sistema que tanto critican y eso podría traer definiciones y reacomodos tal como ocurrirá en la derecha”, explica Luis Jiménez.

Para el experto UTEM, Rafael Pizarro, el partido tendrá más vínculo con la oposición a Boric y especialmente la derecha, por la composición y comportamiento visto en la segunda vuelta. “Es importante mencionar el gesto realizado por Kast en su discurso de la derrota, donde realizó un llamado directo a trabajar en conjunto. Esta definición seguramente dividirá de manera importante el partido, anticipando o dejando un escenario posible de quiebre del partido de Parisi”, concluye.

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