¿Hay que refundar Carabineros de Chile? El futuro de la institución que cumple 94 años

Que nuevos liderazgos civiles trabajen con aquellos disponibles en Carabineros, mover la dependencia a un nuevo ministerio y cambiar el lema son sólo algunas de las ideas de académicos, expertos en seguridad y derechos humanos para transformar la institución.


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Refundar: revisar la marcha de una entidad o institución, para hacerla volver a sus principios originales o para adaptar estos a los nuevos tiempos. Así lo detalla, en su última edición, el diccionario de la Real Academia Española (RAE), dejando en claro que refundar no es eliminar una institución para crear una nueva.

Desde los hechos ocurridos a partir del 18 de octubre de 2019 y que involucran a Carabineros de Chile, la institución ha estado en el centro de la discusión sobre si habría que refundar la policía uniformada o dejarla tal cual está.

El general director de Carabineros, Ricardo Yáñez, expresó este domingo en una entrevista que “no se trata de pasar la goma y hacer desaparecer a una institución”.

“Yo no sé si alguien puede pensar lo que significaría refundar una institución de 94 años, no sé cuánto se demoran en crear una policía, y no sé si existirían voluntarios para ingresar a una institución sin historia”, afirmó.

Precisamente este 27 de abril la institución fundada por Carlos Ibáñez del Campo cumple 94 años de historia con una dotación de más de 54 mil uniformados activos a lo largo del país, compuesta por 4.552 oficiales y 49.938 suboficiales, según la última cuenta pública realizada el 24 de junio del año pasado.

El 8 de diciembre de 2019, el Ministerio del Interior y Seguridad Pública, a cargo de Gonzalo Blumel, convocó a distintos actores para conformar el Consejo para la Reforma de Carabineros de Chile y elaborar propuestas al proceso de modernización de policías, llevado a cabo por el Gobierno.

En marzo de 2020, el presidente Sebastián Piñera dio a conocer el informe del Consejo, un documento de 76 hojas que sugiere lineamientos en materia de comunicación, control del orden público, control del delito, respeto a los Derechos Humanos, entre otros.

“Queremos que este informe constituya un punto de quiebre, que justifique la urgencia y que le dé una trayectoria a esta reforma tan necesaria para poder llegar al centenario de la institución con una policía moderna, ciudadana, eficaz, querida y respetada por todos”, expresó el primer mandatario en la publicación del documento.

¿Es tan necesario, como dice el presidente, reformar Carabineros de Chile? ¿Se podrá adaptar a lo nuevos tiempos una institución que está ad portas de cumplir cien años? ¿Qué habría que cambiar? ¿Qué cosas habría que eliminar de raíz? Este es el debate en torno a la refundación de una policía que asume ser del débil el protector.

“Las reformas de policías son tareas de décadas”

“Sí, es necesario una transformación profunda a la institución policial”, afirma Lucía Dammert, directora de Espacio Público, experta en seguridad y académica de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), quien deja claro que “las tareas de reformas policiales no son tareas de cinco minutos ni de dos semanas, sino tareas de décadas”.

Para la académica, lo primero que hay que hacer es “dar señales de control, de limitación de facultades, de limitación de capacidades políticas, y a partir de eso también avanzar con temas como los cambios curriculares, los niveles de formación, los niveles de selección, la independización de los temas del manejo de la administración de los fondos de pensiones y miles de otras cosas que hoy el mundo político debería estar a cargo”.

Dammert expone que la transformación no sólo debe realizarse a la institución uniformada, sino también a los civiles que están cargo de ellas.

“Acá hay un problema de liderazgo de lado y lado. Por más de tres décadas se permitió que la policía crezca en términos reales, en términos presupuestales, en términos de dotación, pero sobre todo, que crezca en su posibilidad de capacidad política y de decisión autónoma, y eso trae enormes consecuencias”, enfatiza.

Carabineros Ricardo Yáñez y Héctor Espinosa
General director Ricardo Yáñez con director general de la PDI, Héctor Espinosa, en saludo protocolar del último al primero por el aniversario 94. PDI

“Se necesita nuevos liderazgos en el mundo civil que trabajen con los liderazgos que estén disponibles dentro de la institución policial y si por los temas de corrupción se tuvo que sacar cincuenta generales, muy probablemente estarán claros los miembros del Alto Mando que avanzar con las reformas, que ellos mismos reconocen que son necesarias, tiene que ser con el mundo de la sociedad civil y bajo la dirección de la política”, agrega.

Para la académica, este liderazgo debe nacer desde un nuevo ministerio con “capacidad de gobierno”, algo muy distinto a lo se esta proponiendo hoy, con una mejor coordinación y colaboración entre las dos policías, además de “un nivel de gobierno específico sobre las acciones y tareas policiales”.

Lo primordial, según Dammert, es trabajar en conjunto, pues asegura que “las reformas extrainstitucionales no solamente no funcionan, sino que, en general, generan movimientos retardatarios de contrarreformas muy poderosos”.

«Para que Carabineros se pueda fortalecer y recuperar el sitial que le corresponde hay que eliminar las malas prácticas al primer intento. Tengo la esperanza de que esto va a cambiar, probablemente en el mediano plazo, , principalmente por las nuevas generaciones.»

— Pedro Valdivia, excoronel de Carabineros y experto en seguridad.

“Hay que eliminar de raíz las violaciones a los derechos humanos”

El abogado y exsecretario general de la Comisión Chilena de Derechos Humanos (CCHDH), Carlos Alvear, expone que refundar es transformar la institución y eso pasa por “establecer un nuevo trato con el mundo civil, comenzando por cambiar la dependencia de Carabineros desde el Ministerio del Interior a un nuevo Ministerio de Seguridad Pública y Prevención del Delito”.

Según Alvear, la policía debería estar a cargo de la seguridad pública “con preparación para mantener el orden público sin entrar en un espiral de violencia en el marco de manifestaciones”, y propone que “Carabineros debería quedar a cargo de la prevención y la Policía de Investigaciones (PDI) para investigar”.

Para lograr esto, lo primero que hay que realizar son “actos simbólicos que den paso a cambios reales”, expresa el abogado.

“Cambiar la dependencia de Carabineros a este nuevo ministerio con subordinación al poder civil,con un escalafón único basado en una carrera funcionaria en base a méritos y con apertura e incorporación de profesionales para que hagan carrera de oficiales”, subraya.

Una de los principales cambios que expone Alvear es “terminar con la justicia militar y radicar esta justicia en tribunales ordinarios especializados en justicia militar”.

Así, se volverá a “darle dignidad a los funcionarios”, instalando una doctrina donde no se vulneren sus derechos por parte de sus superiores sin perder la necesaria disciplina.

Otro punto importante a tratar para Alvear es la doctrina institucional: “Tenemos una policía militarizada y Carabineros que pasaron por la escuela con sólo seis meses, cuando el mínimo debería ser un año”.

Para él, la responsabilidad cae en el mundo civil “al presionar con soluciones fáciles en temas de seguridad ciudadana, incorporando mayor contingente y despreocupando la calidad de la formación”.

“Tenemos una falta de liderazgo del Ejecutivo en esta materia”, argumenta el abogado. “Tenemos una policía cuestionada por violaciones a los derechos humanos y un escenario donde ha existido un aumento de la inseguridad”.

Y agrega: “Claramente, también, hay que eliminar de raíz las violaciones a los derechos humanos y cualquier elemento cultural que fomente o permita la corrupción”.

“Hay que eliminar las malas prácticas al primer intento”

Pedro Valdivia, excoronel de Carabineros y experto en seguridad, prefiere hablar de reforma antes de refundación. Para él, ya existe un plan para reformar Carabineros, impulsado por Sebastián Piñera, sobre la modernización de la policía.

“El presidente habla de la modernización y eso es natural, pues la modernización es buena para cualquier institución del país”, comenta.

Sin embargo, Valdivia cree que esto de la refundación es algo que viene de de consignas que surgieron por hechos puntuales que involucran a Carabineros, posterior al estallido social, más que por verdaderas intenciones de reestructurar la institución.

“Hubo situaciones contingentes como consecuencia de orden público, en el cual una de las 250 actividades que realiza Carabineros se vio obviamente cuestionada, pero se olvidan de todo el trabajo de Carabineros, porque entre octubre del 2019 y marzo de este año, no recuerdo otro tipo de situaciones”, sostiene.

Para Valdivia, una reforma a Carabineros tiene que ir de la mano con intensificar la labor de control interno de la institución y que se ajuste a los tiempos que están corriendo.

“Los medios de fiscalización interna que tiene Carabineros son exactamente los mismos de hace muchos años y hoy, obviamente, la vulneración de determinadas situaciones ocurre, con los tiempos que estamos viviendo, con tecnologías distintas y con hechos distintos”, opina.

Valdivia cuestiona la consigna política, como le llama él, a la petición de refundar Carabineros para que se someta al poder civil, pues para él Carabineros nunca ha dejado de estarlo.

“La pregunta que yo hago es, ¿cuándo Carabineros ha dejado de estar sometido al poder civil? ¿En qué oportunidad? Porque no olvidemos que el actual poder civil, encabezado por el presidente Sebastián Piñera, ha estimado que 52 generales fueran dados de baja. Y yo me pregunto, ¿si eso no es someterse al poder civil, entonces de qué poder civil estamos hablando?”, asevera.

Según el experto en seguridad, la principal reforma que debería tener Carabineros es no aceptar ningún tipo de situación irregular que se contravenga con la ley de probidad.

“Para que Carabineros se pueda fortalecer y recuperar el sitial que le corresponde hay que eliminar las malas prácticas al primer intento. Ahora yo, en lo personal, tengo la esperanza de que esto va a cambiar, probablemente en el mediano plazo, no en el largo plazo, principalmente por las nuevas generaciones”, manifiesta.

Para él las nuevas generaciones de uniformados vienen mejor preparados en materia de Derechos Humanos: “Son los que mejor conocen la ley de probidad. O sea, saben exactamente lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer, como también cuando se transgrede alguna de esas normas”.

“Que el lema de ‘Orden y Patria’ sea reemplazado”

Para Adolfo González, académico e investigador del Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana (CESC) del Instituto de Asuntos Públicos (INAP) de la Universidad de Chile, lo más urgente es que las acciones apunten a producir cambios importantes en Carabineros, independiente de si a esos cambios les llaman refundación o reforma.

Lo que le preocupa a González es que estos cambios se realicen, pues hasta el momento son sólo escenarios probables.

“En políticas públicas se puede terminar un programa, un proyecto, pero no se disuelve una institución para crear otra de la nada, los únicos casos que se asemejan a eso se han dado tras conflictos armados”, explica.

En este sentido, el académico ve en la realización de la Convención Constituyente una oportunidad para darle seriedad y sustento técnico a estas políticas públicas.

“El proceso constitucional abre una ventana de oportunidades inédito para crear las condiciones para cambios reales, lo primero es eliminando la referencia específica a instituciones específicas, y más bien, establecer un concepto moderno y democrático sobre las policías”, arguye.

Para el investigador, la crisis de Carabineros no es algo que surgió a partir del estallido social en octubre de 2019, sino que “los gérmenes de la crisis estaban instalados desde el comienzo de la transición política, y se expresaban en periódicas violaciones de derechos humanos, no sólo contra activistas sociales, sino contra población en general, con prácticas de torturas contra jóvenes populares detenidos en comisarías, y se expresaba en una autonomía respecto del poder civil”.

Uno de los cambios que propone González es terminar con la doctrina de seguridad interior que se instaló en la guerra fría y que se ha mantenido inalterada en las instituciones armadas chilenas.

“La Escuela de Suboficiales de Carabineros Fabriciano González Urzúa debe su nombre a un uniformado que murió en un enfrentamiento con obreros de la industria Sumar, como parte de las fuerzas que se levantaron contra el poder democrático. Ello no es anécdota, tiene un peso simbólico importante para los nuevos Carabineros y condiciona su visión sobre la posición que debe asumir en el escenario político frente a la movilización de distintos actores: a algunos los proteje y a otros los reprime”, recalca.

Esta diferenciación de buenos y malos es lo que González cree se debe terminar, añadiendo que “lo imperativo es que la doctrina de seguridad nacional sea definitivamente reemplazada por la doctrina de derechos humanos, y que el lema de ‘Orden y Patria’ sea reemplazado por símbolos que evoquen un compromiso con un Estado democrático de derechos y la protección de los ciudadanos”.

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